La recolección de cuentos folclóricos en los territorios de lengua catalana

El 20 y el 23 de diciembre de 1853, Manuel Milà i Fontanals, eminente filólogo y crítico literario, catedrático de la Universidad de Barcelona, publicaba en la Gaceta de Barcelona una breve noticia sobre los cuentos folclóricos de Cataluña: 'Cuentos infantiles (rondallas) en Cataluña', acompañada de dieciocho resúmenes argumentales escritos en español. La primera colección en catalán y en forma de libro, sin embargo, son los tres volúmenes (1871-74) de Lo rondallayre, del notario Francesc de S. Maspons i Labrós.

Desde entonces las colecciones de Pau Bertran i Bros (1909), Sebastià Farnés (1893), Jacint Verdaguer (1905), Valeri Serra i Boldú (1922) y Joan Amades (1950) han contribuido a fijar el patrimonio de cuentos folclóricos de Cataluña.

Mallorca se sumó también desde finales del siglo XIX al trabajo de recuperación de los cuentos folclóricos con dos nombres importantes: el manacorense Antoni M. Alcover, que desde las primeras Contarelles de 1885 hasta el último de los doce volúmenes de las Rondaies (1896-1931) recreó bajo el seudónimo de Jordi des Racó, con insuperable dominio artístico, los cuentos que él mismo recogía, y el Archiduque Luis Salvador de Austria-Toscana (1895), que realizó un trabajo etnográfico importante en la isla. Recientemente, la publicación de la edición crítica del Aplec de rondaies mallorquines d’en Jordi d’es Racó, a cargo de Josep A. Grimalt y Jaume Guiscafrè (1996-), ha empezado a poner a disposición de los estudiosos el texto de las anotaciones originales, y permitirá disponer de textos no sintetizados por el recolector a partir de los materiales facilitados por informadores diversos.

En el resto del dominio catalán, la recolección se ha producido básicamente dentro del pasado siglo XX.

En el País Valenciano, descontando las colecciones generales de materiales folclóricos de Adolf Salvà (publicadas el 1988 pero recogidas entre 1932 y 1939) y Francesc Martínez i Martínez (1912, 1920 y 1979) donde también aparece algún relato, las primeras colecciones específicamente cuentísticas empiezan con los tres volúmenes de las Rondalles valencianes (1950-58) del gramático y escritor Enric Valor, pero la posteridad de Valor ha sido abundosa, y otros folcloristas como, por ejemplo, Joaquim González Caturla (1985 y 1987) y Josep Bataller (1981, 1986, 1997 y 2001) han ido compensando el desinterés de la Renaixença valenciana por la literatura popular.

La comarca del Carche, la pequeña zona de lengua catalana incluida en los municipios de Jumilla y Yecla, dentro de la región de Murcia, ha tenido una fortuna singular con la colección de Ester Limorti y Artur Quintana (1998).

Entre los territorios últimamente incorporados a la investigación destaca la Franja de Aragón, en la que en los últimos años ha realizado una fructífera labor de búsqueda un extenso equipo cuya cabeza visible es Artur Quintana, y por otro lado un investigador aragonés, Carlos González Sanz, hasta el punto que puede decirse que, comparativamente, la Franja es la más densamente cubierta y la primera que cuenta sistemáticamente con colecciones hechas a base de registros magneto­fónicos.

En otros lugares la recolección no ha sido hasta ahora tan intensa. En la Cataluña del Norte la temprana colección de Esteve Caseponce (s.f. [1907]), respetuoso con los argumentos pero no siempre documentado como debería y salpicado aquí y allá de digresiones de interés piadoso, continua siendo aún el más extenso.

La más extensa colección recogida en Menorca, aunque no faltan tentativas recientes, continua siendo la primera (1914), debida a Andreu Ferrer Ginard, de Artà, que ejerció de maestro en Migjorn Gran. La isla de Ibiza fue objeto de una inencontrable publicación -por fortuna reproducida en facsímile en tiempos recientes- del periodista barcelonés Josep Roure Torent en el exilio mexicano (1948), basada en materiales recogidos antes de la guerra civil por un estudiante alemán de filología románica desgraciadamente fallecido muy joven, Hans Jacob Noeggerath, y de una serie de publicaciones del impresor Joan Castelló i Guasch realizadas entre 1953 y 1976, muy elaboradas desde el punto de vista literario.

Este mismo autor ha publicado también el único volumen dedicado específicamente hasta ahora a la isla de Formentera (1976b).

Andorra no ha sido objeto aún de rastreo específicamente cuentístico, pero a pesar de todo se han podido incorporar algunas narraciones procedentes de un trabajo general sobre folclore de esta antigua señoría feudal realizado por Carme Oriol (1997).